by Nicole Viloria Castro
Me ha estado carcomiendo la posibilidad de estar bañada en cucarachas,
que las metan en mi celda,
se arrastren por mi piel desnuda,
por las piernas, mis vellos,
causen cosquillas
en mi vagina,
lleguen a mis senos,
hagan arder mi garganta
hasta penetrar mi boca y absorberme las entrañas.
Un pensamiento repetitivo pero que ahí termina. Cierro los ojos y desaparecen—
Es una idea que me aterra y atormenta pero que últimamente me obsesiona y es lo único que deseo, que se materialicen y me violen.
Quiero tragármelas hasta sentir sus alas ensuciar mis dientes, sin poder distinguir entre sus patas y mi desayuno del viernes.
Se me baña la cara en lágrimas mientras me las trago pero si hay alguien encerrado en esta celda, un caraqueño que las vomita y grita sin respuesta noche y día,
¿por qué no puedo ser yo en su lugar?
Me encuentro rogándole a Dios que nos cambie pero ¿mi desnudez será la
solución o será ésta en vano?
En una celda donde se materializa mi pesadilla, me encuentro
reencarnando el deseo de la muerte. Reflexiono y pienso. Pero ¿cómo es
que yo puedo encontrarme, cerrar mis ojos y pensar cuando a mi gente no
es otorgada muerte sino infierno(?)
cuando no tienen opción,
cuando los queman
y sobreviven porque el diablo quiere que sobrevivan,
quemados, cicatrizados y traumatizados
para que salgan y lo cuenten de memoria,
a sus familias, amigos y novias
para que nadie se atreva a escribir, tomar o a postear.