Diario de Lectura Paulista

by Jomar Canales Conde

"O que estou fazendo ao te escrever? Estou tentando fotografar o perfume"

Água viva, Clarice Lispector

[Brasil, verano 2018]

1

Hoy me fascino con la palabra “minarete”. Leía un libro de Clarice Lispector y de repente, ahí, esa palabra. “Como um minarete”. Será porque, tal como sucede con la narradora, mi apartamento en São Paulo me parece un minarete. Sentado en el sofá, encaro un ventanal amplio desde el cual se puede dominar a toda una ciudad. Aun así, mi sala espaciosa, ordenada y cómoda solo me hace pensar que este minarete en el cual habito es impío.

Sucede que el corazón de esta ciudad es difícil, y yo no me quiero andar de tapujos. Entonces digo, sin rodeos, que es cruel. Todo el peso de un aparato tan grande cae inevitablemente en los hombros de muchos, y yo, desde mi minarete en el aire, me sentía impío.

2

Cuando digo gris, es el gris cernido sobre el cielo de São Paulo. Ese gris está atado a un espacio y tiempo específico que abdica de un tajo todos los otros grises posibles. Lorca dijo que Nueva York era geometría y angustia. Bien. Yo digo que São Paulo es arista y garúa. Ambas palabras tienen una resonancia ceniza como el sonido de un día lluvioso engullido por el humo de cientos de miles de neumáticos cruzando el Minhocão.

3

Clarice se ha vuelto mi fiel compañera. Voy a las librerías de Pompeya, Pinheiros y la Avenida Paulista y salgo siempre con un libro suyo. Es algo inevitable, irresistible, como la rutina misma. Su voz se impuso con su hechizo y pronto me di cuenta de que no habría que leer nada más en la literatura brasileña.

4

Recuerdo la impresión que me produjo la última entrevista televisada que hizo, en 1977, poco antes de su muerte. Ver a Clarice en esa entrevista es como ver a un ave extrañísimo y maravilloso, triste, un ave fénix de pelo rojizo con una mano quemada como una garra, que desencadenaba cigarrillos y cigarrillos, y callaba más de lo que hablaba, y miraba con una mirada profunda, hipnótica. La mirada de una mujer que, ante la Esfinge en Egipto, dijo: “Não a descifrei. Mas ela também não me descifou”. No hay nadie que haya escrutado como ella los dominios más ofuscados de la existencia. Por eso aquella mirada intensa, acezante, porque aparentaba tener los ojos de esos seres de inframundo que juzgan por derecho justo y propio, colocando el corazón en una balanza para comprobar si pesa más que una pluma. No: me retracto, porque en esa mirada había una compasión profunda, sin límites.

5

Si hay algo que atrae en la escritura de Clarice es precisamente que ella se coloca de frente al instante. Ella sabe asombrarse ante la maravilla y el horror del presente, y no se conforma con ello; como una mano tanteando en el agua negra de un río, quiere tomar la vertiginosa aleta del tiempo entre sus dedos. Mas, aun sabiendo que perderá la batalla, entiende que en esa derrota hay felicidad. Y es una felicidad salvaje, instintiva y galopante. La alegría de la vida en su crudeza total.


Jomar Canales Conde (1998) is a writer, poet and photographer from Carolina, Puerto Rico. He holds an Erasmus Mundus Joint Master's Degree in European Literatury Cultures from the Universities of Lisbon and Bologna, and a Bachelor's Degree in Hispanic Studies from the University of Puerto Rico.