Aguijón que mata

by Francisco Bovio

La fe se degrada lenta
estos días:

te vas
al otro lado del mar,
me alegra sí
aunque duela.

¿Seguís acá?
¿o ya volás
a bordo
de tus ansias
hacia esas aguas?

Amo ver
cómo bailás,
últimos pasos con sabor
a primera vez.

Lo cierto
es que siempre
voló con vos
el tiempo.

Me ayuda
a veces
jugar con las palabras,
ordeno cartas
para después mezclarlas;

todo sea
por no escuchar
el bullicio mental
que hierve en mí
como cacerola olvidada
en el fuego.

Hoy me nació una pregunta
que, parecía,
no llevaba a ningún lado,
repito las palabras:

acacia-violácea,
me parece
pueden ser un buen dúo
como panza-plaza
morrón-oxímoron
vos y yo.

Anoto todo.

En griego,
acacia es
por sus espinas,
le decían:
el aguijón que mata,
había que ir con cuidado
entre la mata
de acacias,
un aroma intenso
a gusano
y hongo petrificado.

Violácea, en su etimología
brota más cauta:
viola por la flor púrpura
y por su semejanza
ácea.

Me desplazo entre vocablos
como vos por mi casa
esa tarde nublada
que me enseñaste
pasos de ballet:
el plié, relevé;

al moverte por el living
con tu aura bailarina
supe que algo tan perfecto
sin contratos ni promesas
era hermoso.

Sé que te vi a vos, pero
¿habré visto alguna vez una acacia?
¿tengo la certeza
de que es violácea?

O es falaz
y esta construcción
se derrumba
como un jenga
en una mesa
“de solteras”,
hecha, en este caso,
con madera de acacia
resistente
a plagas de termitas
a borrachos violáceos
y vinos
derramados.

Cuando tenga una enciclopedia
de árboles
voy a ahondar,
a ver si el falaz soy yo:
escribo
sobre tu nombre
más que todo
para desligarme
de lo que vendrá,
¿ya está acá?

no me quejo.

Las dudas
hicieron que buscara
hecho un trapo
qué significa ser humano:

humus como tierra
y homo
como hombre,
el sufijo anus
la parte del ano
de la palabra
humano.

¿Y amor?
se dice igual en latín,
de ahí viene:
amorío, desamorado,
enamorado, amigo;
se relaciona
con una raíz indoeuropea,
amma:
voz infantil para llamar a la madre,
a la mía le digo vieja, pero
que el amor venga
desde lo primario,
antes de poder explicarlo
es lindo;

me hace acordar
a cuando te vi bailando,
no hay diferencia.

Esto voy a hacer:
extrañarte
como fuera de lugar, ajeno,
Un extraneus:
extranjero, de afuera
hacia adentro.

Sigo el juego
hasta excavar
la raíz
de cada palabra,

por tapar la olla
brotada de lágrimas
todo sea,

por desenredarme
de tus espinas letales
todo sea.


En 2022 egresé de la carrera Artes de la Escritura en la UNA. Guío los talleres “Cuerpo y Escritura” I y II desde 2021. Gané el tercer premio en el concurso nacional de crónica de ICANA. Recientemente un poema mío fue seleccionado para publicarse en la revista Casapaís.