by Ana Paula Berlanga
Yo que a los 3 caí en cuenta de que existía en un cuerpo
Porque mis ojos verdes y mi reflejo se conocieron
Yo que a los 5 me di cuenta de que no era atractiva
Porque un niño me rechazó en público y todos se rieron
Yo que a los 7 decidí hacer mi primera dieta
Porque me llamaron gorda y cachetona
Yo que a los 9 empecé a odiar los trabajos en grupo
Porque decían que era mandona e intimidante
Yo que a los 11 me sentí insegura en la calle
Porque me gritaron desde un coche pasante
Yo que a los 13 paré de participar en clase
Porque decían que me creía muy inteligente
Yo que a los 15 tuve que perder a un amigo
Porque no entendía el significado de la palabra ‘no’
Yo que a los 17 entendí qué significa el ser usada
Porque aquel que amé se aburrió y se fue
Yo que a los 19 todavía no me quiero
Porque es lo que me enseñaron y es lo que aprendí
Yo que solo busco atención
Yo que soy una exagerada
Yo que tengo que calmarme
Yo que soy demasiado ambiciosa
Yo que no sonrío lo suficiente
Yo que soy un tanto promiscua
Yo que estoy dañada y sola
Yo que soy una histérica
Yo que no entiendo
Yo que soy sólo una mujer
Que no me creyeron hasta que me vieron los huesos
Que no me creyeron hasta que me brotó la sangre
Que no me creyeron hasta que llovió y llovió por tres días
Que no me creyeron hasta que me encontraron descarnada
Que aun así todavía no me creen.
Yo que soy el fruto de lo que ustedes crearon.
Te conocí jugando básquetbol.
Éramos rivales, pero en realidad no.
Siempre fuiste mucho mejor que yo,
yo que en ese último partido
antes de que yo partiera
te vi tan radiante, tan alegre, tan triunfante
tu sonrisa reflejada en el metal del trofeo.
Ahora te veo desde la pantalla de mi celular
en esa foto agarrando el mismo trofeo dorado
‘Se exige justicia’ dice
‘Ni una más, ni una menos’.
Este mundo tan cruel y ese hombre
tan violento al robarse tu sonrisa,
como si aquella y tu vida
le pertenecieran.
Y yo lloro, aunque apenas te conocí.
Lloro porque eras tan chiquita.
Lloro porque veo en tus ojos
los ojos de mi hermana, y veo
en la mirada perdida de tu mamá,
la mirada de la mía.
Pudieron haber sido ellas.
Pude haber sido yo.
Debí haber sido yo.
Siento tanto que tuviste que ser tú.
Era quince de septiembre.
Me quedé en casa.
Ahora miro mis manos y veo las tuyas
Escribo tu nombre y me doy cuenta
que es el mío.
Yo que ya no juego básquetbol
porque estoy ocupada
porque me da flojera
porque no quiero pensar
que no tengo control y que estas manos
no son mías
y tampoco tuyas.
no en serio no te estoy diciendo que todas mienten pero a mi amigo te juro que le vino una morra a poner una demanda y pues al wey lo sacaron de su fraternidad y fue todo un pedo y perdió todo a sus brothers y su estatus y obvio él era mi compa o sea no hay manera de que lo haya hecho nada más la niña esa era una envidiosa rencorosa de esas feminazis que odian a los hombres o que uno les cae mal o algo así pues van y se echan sus mamadas para mí que ella le tenía muchas ganas a él y pues ya sabes como es seguro se cogió a su amiga o algo y se enojó y entonces por eso le quiso arruinar la vida neta pobre wey te juro que es un niño de bien o sea tiene mucho dinero y viene de familia de bien y o sea no haría cosas así de nacos como dice la niña esa literalmente le arruinó la vida o sea ya no puede ir a las fiestas imagínate cuánto está sufriendo pobrecito enserio todo por culpa de una morra mentirosa además te aseguro que si se la chingara le estaría haciendo un favor o sea ya la viste a la vieja esa está de la verga o sea le vendría muy bien que un niño como él le diera un poquito de atención pero como además de mentirosa es fea y plana tiene que buscar llamar la atención de otra manera de seguro sus papás ni la quisieron de chiquita además escuché que es bien zorra y anda con cualquiera que la mire porque nada más puede con puro wey feo y pendejo entonces que no ande diciendo que la acosaron y que mi amigo es un violador porque bien que le gusta que esos weyes feos se la cojan pero bueno ya te digo que yo si apoyo esto de las mujeres y todo su rollo de querer que las traten bien y tener derechos y así pero obvio o sea a mis amigos los voy a respaldar y pues te juro que esta vez esta morra si es como un social climber o una de esas que quiere su dinero y pues su única manera de conseguirlo es así sabes la neta que lástima la sociedad en la que vivimos no pero bueno hermosa ya equis cambiemos de tema como estuvo tu día feliz día de la mujer
Ella,
la güerita con ojos de enebro,
quería ser princesa y poder pisar
con sus zapatillas de plástico los edificios.
Soñaba con agarrar la mano de una hermana,
manejar hasta el atardecer en un camión
color fucsia como las buganvilias que
decoraban su pelo y el jardín y toda la casa.
Ella,
piel morena y ojos profundos de madera,
quería dominar al mundo y caminar con sus
pies desnudos en la playa recogiendo caracoles.
Soñaba con agarrar la mano de una hermana,
escalar hasta llegar a la cima de una montaña
nevada completamente, brillando de blanco
como el vestido que su mamá le había regalado.
Ella
imaginaba un mundo de castillos y vestidos y
joyas y banquetes y bandejas de cristal.
Imaginaba sirenas voladoras y nubes de algodón y
muros infinito para pintar y una pista para bailar.
Imaginaba platos y platos de pasta con crema y
casas de mazapán con cemento dulce y chocolatoso.
Yo.
Odio el mazapán y no como chocolate
a menos que sepa a ceniza y me arrugue la cara.
Me logré convencer me gustan más las verduras
que la pasta, que los postres me empalagan,
Sólo pinto realismo, chiaroscuros y flores secas,
Y me da miedo lo que piensa la gente de mi arte
Solo bailo si llevo tres cubas o cuatro cervezas
Y cuando duermo siento un vacío estático y ruidoso.
Yo.
Odio cualquier tono de rosa y no me pongo tacones
a menos de que necesite que me tomen en serio,
Me siento en la arena a escribir porque las olas
son muy violentas y no quiero mojarme el pelo,
Solo salgo de casa cuando se me acaba la tinta
y me da miedo decir lo que escondo en estos renglones.
Solo sonrío cuando apareces en mis sueños
y pienso en agarrar tu mano, hermana mía.
Yo.
Que no soy ella, pero creo que la alcanzo a vislumbrar
entre la neblina de una memoria olvidada,
Entre las fibras de mis ojos de enebro,
Entre algún mechón rubio escapado.
Yo.
Que no soy ella, pero pienso en cómo podría
intentar volver a echar raíces en su tierra,
tierra que ya no es mía ni volverá a serlo.
Yo.
Que me encuentro desesperada, corriendo,
hacia algo que se me escapa de las manos
y desaparece.
Las palabras hacen lo que quieren. Se me salen de las manos. Soy yo quien plasma las letras en la página, mas son ellas quienes se organizan como les da la gana. Se secretean y se hablan en bajito, como si idearan un plan para rebelarse contra mí. Una tilde se me escapa, corre a toda velocidad a lo largo de la página y desaparece. Y así, como si nada, tengo diez años otra vez y me encuentro contando sí-la-bas. A veces, como por arte de magia, tal vez por error, o una pizca de suerte, las letras me hacen caso. Les pido dulcemente que me tengan paciencia mientras busco la mejor manera de concretar lo intangible, aquello que solamente vive en mi cabeza. Como cualquier criatura salvaje y traviesa, su obediencia no dura más que unos minutos, posiblemente una o dos horas (si es noche de luna llena o mercurio no se encuentra retrógrado), hasta que empiezan a corretear otra vez. Me frustro y las intento atrapar, azotarlas con un mata mosquitos. Es inútil. Awertyuhgfdrghj wertgfder werujv: mis palabras son incomprensibles. No son mías. Nunca lo fueron. Acudo a un diccionario, ¿Cómo se decía en español? Se ríen burlonamente, sin siquiera tener la decencia de disimular. AAAAAAHHHGDB&@$!#*!. Cierro la computadora y sé, una vez más, que me han ganado.
Intentaré de nuevo…
y d
a n b v p x
j
o h j
’ → una tilde perdida